El Martini, uno de los grandes clásicos de la coctelería mundial y sin duda alguna también uno de
los más conocidos, tiene un pasado interesante y un proceso evolutivo que fue produciendo
ciertos cambios en su preparación, algunos radicales, hasta llegar a la receta actual, muy simple,
de solo dos ingredientes. El periodista norteamericano H.L. Mencken, llegó a referir al Martini
como “la única invención americana – norteamericana – tan perfecta como el soneto”.
Entremos en materia, hay varias historias sobre el origen de tan famoso coctel, pero solo dos se
pueden considerar como las más fidedignas. Ambas tienen quizá un mismo hilo conductor y fechas
aproximadamente similares. El par de relatos son ubicados en la costa oeste de Estados Unidos y
fundamentalmente relacionadas con la actividad febril en la minería, la búsqueda de oro
mayoritariamente – el llamado “Gold Rush” - que se dio a mediados del siglo 19. Las dos, también
tienen una referencia similar, el pueblo de Martínez, California. En la primera, se cuenta que un
minero que tuvo un golpe de suerte encontrando una cierta cantidad de oro y quien, para festejar
su hallazgo, se dirigió a un bar en dicho pueblo y pidió una botella de Champagne. El bartender, al
no contar con una botella del preciado líquido, le ofreció preparar un coctel único para su festejo.
La creación incluyó ginebra, vermouth dulce, “bitters”, licor marrasquino y una rebanada de limón
(amarillo). De esta forma nació el “Martinez Special”. Se dice que el mismo minero, en alguna otra
ocasión, solicitó dicho coctel, pero ahora en un bar en la ciudad de San Francisco, en donde le dio
las instrucciones específicas al bartender del lugar. A partir de ese momento, la popularidad del
“Martinez” creció a tal grado, que fue publicado por primera vez en el “Bartender’s Manual” en
1880.
La segunda historia, contada por Barnaby Conrad III, autor y editor norteamericano, en su libro
“The Martini: An Illustrated History of an American Classic (1995), describe que el “Martinez” fue
creado originalmente en un bar en la ciudad de San Francisco, bajo la solicitud de un minero,
quien en su camino hacia el pueblo de Martínez, quería antes tomar un coctel estimulante que le
levantara el ánimo.
Es importante destacar que el Martini nació con ingredientes distintos con los que hoy en día se
confecciona el coctel. En aquél entonces, el “Martinez Special” era una bebida de corte más dulce.
Quizá sirva recordar, de mi primera entrega el pasado mes de Septiembre “El Origen de la
Coctelería”, que se supone que del Manhattan (whiskey, vermouth dulce y “bitters”) se derivó el
Martínez y de este, eventualmente se hizo una variación que dio como resultado el nacimiento del
Martini.
Hacia finales del siglo 19 y principios del 20, con la aparición de la ginebra inglesa (London Dry Gin)
y el uso del dry vermouth, la receta se modifica para contener solo estos dos ingredientes y nace
el Martini, probablemente por la reducción del nombre “Martinez” o quizá también por la marca
italiana de vermouth Martini & Rossi, quienes a principios 1900’s publicaron una campaña de
publicidad sobre el “Dry Martini” cuyo slogan decía “No es un Martini a menos que se use
Martini”. El origen del nombre sigue en debate.
En fin, la mezcla original era partes iguales de ginebra y vermouth, lo cual ahora se le suele llamar
un “Wet Martini”, y se convierte en “Dry Martini” cuando se aumenta la proporción de la ginebra.
Al grado que en algún momento llegaron a haber recetas con proporciones de 15 a 1, hasta incluso
la versión denominada el Churchill Martini, que solo contenía ginebra... Sin embargo, las versiones
más aceptadas en la actualidad de un Dry Martini son típicamente en la proporción de 3 a 1.

El coctel, ya propiamente reconocido y publicado en diversos manuales y libros de coctelería con
su nombre actual, vivió una etapa de auge en la época de la Prohibición en Estados Unidos. En ese
inicio, el brebaje se preparaba solo con esos dos ingredientes y se servía muy frío en la también
típica copa coctelera con forma de “V” que eventualmente terminó tomando el mismo nombre de
tan famosa mezcla. Al poco tiempo, se empezó a agregar como adorno o garnitura, una aceituna o
una cáscara de limón. Cualquiera de las dos formas es correcta, aunque creo que la más difundida
es la que contiene aceitunas, que curiosamente, exige sean solo en número non – una o tres – por
un tema que se ha relacionado a una superstición italiana la cual menciona que cualquier cosa
servida en un número par es de mala suerte.
Total que, para ese entonces, ya se tenían las versiones del Wet y el Dry Martini, después con la
adición de una porción variable de la salmuera en la que se mantienen las aceitunas en conserva,
surgió el “Dirty” Martini. Se menciona que el expresidente F.D. Roosevelt, quien derogó el acta de
prohibición, tenía como su coctel favorito el Dirty Martini y que fue él mismo quien les dio a
conocer y les preparó incluso, dicho coctel, tanto a W. Churchill, como a J. Stalin en alguna de sus
famosas reuniones durante todo el escenario de la segunda guerra mundial.
Además del citado ámbito político, el coctel ha estado presente en muchos otros ámbitos más, no
solo de la cultura norteamericana, sino a nivel mundial. Era el preferido de artistas y personajes
famosos de aquella época, como Frank Sinatra y Dean Martin, del famoso Rat Pack; Alfred
Hitchcock y Humphrey Bogart; o era citado en grandes novelas como el Gran Gatsby (F. Scott
Fitzgerald) y Adiós a las Armas, donde Ernest Hemingway describe al Martini de la siguiente forma:
“nunca había probado algo tan fresco y limpio; me hizo sentir civilizado“; novelas que dieron
origen a las famosas versiones cinematográficas, pero quizá ninguna otra ha servido tanto para
incrementar la popularidad del Martini, como la obra del inglés Ian Fleming, con su personaje de
ficción James Bond y sus diversas películas, en donde casi siempre sale a relucir el Martini con la
adición de la ya mítica frase “shaken, not stirred”, ya sea el Dry Martini, el Vodka Martini o incluso
el Vesper (Casino Royale -2006). La explicación y lógica de si el Martini o cualquier otro coctel debe
ser agitado o revuelto (“shaken, not stirred”), la abordaré en otra de mis entregas, por lo pronto,
créanme cuando les digo que la forma aceptada de preparar este coctel debe ser revolviéndolo
con la inclusión de mucho hielo, en un vaso mezclador y el uso de una cuchara de bar.
Pero basta ya de preámbulos, entremos en materia… la receta y presentación de tan delicioso
coctel, el cual sin duda es un epítome de elegancia, clase y sofisticación; digno de un bon vivant.

Dry Martini
3 oz o 60 ml. Ginebra Tanqueray
1 oz o 30 ml. Extra dry vermouth 
3 aceitunas sin hueso rellenas de pimiento o al gusto, para el adorno
Se mezcla los líquidos en un vaso mezclador, se agrega mucho hielo y se revuelve para mezclar y
enfriar el coctel.  Se sirve, separando los hielos, en una copa coctelera o también llamada copa de
Martini, previamente enfriada, y se adorna con las 3 aceitunas en un palillo coctelero

Salud!
22 junio 2022 — Jorge Avalos
Etiquetas: Gin

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